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La RESURRECCIÓN
no ocurrió un domingo
por Herbert W. Armstrong
¿Estuvo Jesús
en el sepulcro tres días y tres noches como Él mismo lo predijo en Mateo 12:40?
¿Se pueden
contar tres días y tres noches entre el "Viernes Santo" y el
"Domingo de Resurrección"?
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S CASI UNIVERSALMENTE ACEPTADO que
Jesucristo fue crucificado un viernes y que resucitó de entre los muertos el
Domingo de Resurrección a la salida del Sol.
Entre los que
profesan ser cristianos, a casi nadie se le ha ocurrido poner en tela de juicio
la tradición del "Viernes Santo" y del "Domingo de
Resurrección" ni a comprobar su veracidad. Sin embargo, la Biblia dice que
debemos examinarlo todo (1 Tesalonicenses 5:21). Usted quedará sorprendido al ver un análisis detallado de este asunto.
La prueba se
halla en una sola autoridad confiable, en una sola fuente histórica: la Biblia.
La tradición no es una
prueba
No hubo testigos
oculares de la resurrección. Ni siquiera los llamados "padres
apostólicos" tuvieron más fuente de información que los documentos que
están a nuestra disposición hoy: la revelación bíblica. Por consiguiente,
cualquier tradición que no esté de acuerdo con la revelación de Dios, debe ser
descartada.
¿Cuáles son los
hechos?
Los incrédulos
fariseos le pedían a Jesús que les diera una señal, una prueba sobrenatural de
su mesiazgo.
Jesús contestó: "La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será
dada, sino la señal del profeta Jonás. Porque como estuvo Jonás en el vientre
del gran pez tres días y tres noches, así estará el Hijo del Hombre en el
corazón de la tierra tres días y tres noches" (Mateo
12:39-40).
¡Ahora
consideremos la tremenda importancia y el preponderante significado de tan
singular declaración!
Jesús indicó de
manera muy clara que la única señal que daría para probar que era el
Mesías sería su permanencia de tres días y tres noches en el sepulcro, en
"el corazón de la tierra".
El significado de la señal
Estos fariseos,
quienes se negaban a reconocer a Cristo como el Mesías, exigían una prueba.
Jesús les ofreció sólo una, y ella no era el hecho de la resurrección en
sí sino la duración del tiempo que Él habría de permanecer en el
sepulcro antes de ser resucitado.
¿Reflexionemos en
lo que esto significa! Jesús basó su prueba de ser nuestro Salvador en la
promesa de permanecer exactamente tres días y tres noches en el
sepulcro. Si Él estuvo exactamente tres días y tres noches en la tumba,
entonces es el Salvador, mas si dejó de cumplir su señal ¡debe ser rechazado
como impostor!
No es de extrañar
que Satanás haya inducido a los incrédulos a burlarse de la narración de Jonás
y la "ballena" ni que haya establecido una tradición que niega que
Jesús es el Mesías.
El dilema de la alta
crítica
Ésta, la única
prueba sobrenatural dada por Jesús para confirmar su mesiazgo, ha incomodado
mucho a los comentaristas y a los altos críticos. Los esfuerzos que hacen
algunas personas para descartar esta única prueba de la divinidad de Cristo son
ridículos en extremo, pues si no se deshacen de ella ¡sus tradiciones de
"Viernes Santo" y "Domingo de Resurrección se derrumban!
Un comentarista
dice: "Por supuesto, sabemos que Jesús estuvo en el sepulcro solamente la
mitad del tiempo que esperaba estar". Algunos expositores nos embaucan
hasta hacernos creer que "en la lengua griega, en la cual fue escrito el
Nuevo Testamento, la expresión ‘tres días y tres noches’ indica tres períodos,
ya sean del día o de la noche". Jesús, nos dicen ellos, fue puesto en la
tumba poco antes de la puesta del Sol el viernes y resucitó al amanecer el
domingo, al cabo de un día y dos noches.
La definición bíblica
La definición que
da la Santa Biblia con respecto a la duración de "los días y las
noches" es muy sencilla. Aun estos mismos críticos reconocen que en
hebreo, lengua en la cual fue escrito el libro de Jonás, la expresión "tres días y tres noches" significa un período
de 72 horas, es decir, tres días de 12 horas y tres noches de 12 horas.
Leamos Jonás 1:17: "Estuvo Jonás en el vientre del pez
tres días y tres noches". Ese, según reconocen los mismos críticos,
fue un período de 72 horas. Y Jesús dijo claramente que como estuvo Jonás en el
vientre del gran pez tres días y tres noches, ¿así Él estaría en el sepulcro el
mismo espacio de tiempo!
Jonás estuvo en el
"sepulcro" durante 72 horas, después de las cuales fue vomitado o
"resucitado" sobrenaturalmente por Dios para venir a ser el
"salvador" de los habitantes de Nínive al proclamarles la advertencia
divina. De la misma manera, ¡Jesús permaneció 72 horas en el sepulcro y luego
fue resucitado por Dios para ser el Salvador del mundo!
¿Sabía Jesús
cuánto tiempo había en un "día" y en una "noche"? Veamos: "Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que anda de día,
no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero el que anda de noche,
tropieza, porque no hay luz en él" (Juan 11:9-10).
Ahora notemos la definición
bíblica de la expresión "al tercer día". Un texto tras otro nos dice
que Jesús resucitó al tercer día. Veamos cómo la Santa Biblia define este
período.
En Génesis 1:4 y 5 leemos: "Separó Dios la luz de las tinieblas.
Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde [oscuridad) y la mañana [luz] un día [el primer día]". El versículo 8 dice: "Y
llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde
[oscuridad] y la mañana [luz] el día segundo". En el versículo
13 del mismo capítulo leemos: "Y
fue la tarde [ahora tres períodos de oscuridad llamados
noche, tres noches] y la mañana [ahora
tres períodos de luz llamados día, tres días] el día
tercero".
Aquí tenemos la
única definición de la Biblia que explica y suma la cantidad de tiempo
implicada en la expresión "el día tercero". Incluye tres períodos de
luz y tres períodos de oscuridad; en otras palabras, tres días y tres noches.
Jesús dijo que cada período comprendía 12 horas, lo cual hace un total de 72.
¡Este es un
argumento concluyente! Cualquier niño de siete años, acercándose al final del
segundo año escolar, podría calcularlo fácilmente.
¿Dónde está la
equivocación?
¿Qué hay de
erróneo en estas palabras claras y simples de Jesús? ¿Cómo sabe la alta crítica,
sabia y prudente, que Él fue crucificado el "Viernes Santo" y que
volvió a la vida el "Domingo de Resurrección"?
La realidad es que
no lo sabe... porque no es la verdad. No es más que tradición, una tradición
que se nos ha enseñado desde la niñez y que hemos aceptado como cierta. No
obstante, en Marcos 7:13 Jesús
nos advierte que no invalidemos la Palabra de Dios con nuestra tradición.
Hemos examinado
dos testimonios bíblicos, en los libros de Mateo y Jonás, y ambos
determinan que la duración del tiempo que el cuerpo de Jesús permaneció en la
tumba fue de tres días y tres noches, lo que las Escrituras definen claramente
como 72 horas. Ahora, pasemos a analizar otros cuatro testimonios bíblicos que
prueban lo mismo.
Observemos lo que
dice Marcos 8:31:
"Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer
mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por
los escribas, y ser muerto, y resucitar DESPUÉS de tres días".
Hasta un niño
puede calcular esto. Si Jesús hubiera muerto un viernes y resucitado después de
un día, la resurrección habría ocurrido el sábado por la tarde, y si después de
dos días, ésta habría acontecido la tarde del domingo, y si después de tres
días, la tarde del lunes.
Examinemos este
texto cuidadosamente. No podemos, por ningún proceso de aritmética, sumar nada
menos que un total de 72 horas - tres días y tres noches - en una resurrección que ocurrió tres días después de la crucifixión. Si
Jesús permaneció en el sepulcro solamente desde el viernes a la puesta del Sol
hasta el domingo por la mañana, se nos presentan dos posibilidades: o este
texto debe ser eliminado de la Biblia, ¡o bien tenemos que rechazar a
Jesucristo como nuestro Salvador! Si Él resucitó después de tres días,
pudieron haber pasado más de 72 horas, pero ni un segundo menos.
Ahora leamos Marcos 9:31: "...le matarán; pero después de
muerto, resucitará al tercer día". La duración aquí expresada tiene que ser entre 48 y 72 horas. Podría ser
un segundo más de las 48 y aun así Jesús resucitaría el tercer día; pero si
sobrepasara las 72 horas ya sería el cuarto día. Si el período se extendiera
sólo desde el viernes a la puesta del Sol hasta el domingo a la salida del Sol,
entonces consistiría de 36 horas solamente, llevándonos a la mitad del segundo
día posterior a la crucifixión.
En Mateo 27:63 leemos que los principales sacerdotes y
los fariseos repitieron la declaración de Jesús: "Después
de tres días resucitaré". Esto no tiene otra interpretación posible
que 72 horas completas.
En Juan 2:19-21 leemos: "Respondió
Jesús y les dijo: Destruid este templo, y EN tres días lo levantaré...
Mas él hablaba del templo de su cuerpo". Para
ser levantado EN tres días después de ser destruido, o crucificado y
enterrado, tendría que ser resucitado precisamente en 72 horas.
Si aceptamos todo
el testimonio de la Biblia tenemos que llegar a la conclusión de que Jesús
estuvo exactamente tres días y tres noches - tres días completos de 24 horas cada uno - o sea 72 horas en el sepulcro. De otra manera, la única prueba
sobrenatural que Él dio tiene que ser rechazada.
¿A qué hora del día
ocurrió la resurrección?
Ahora notemos
cuidadosamente lo siguiente: Para que fueran tres días y tres noches - 72 horas - los de su permanencia en el sepulcro, su
resurrección tuvo que haber ocurrido tres días más tarde exactamente a la misma
hora en que su cuerpo fue colocado en la tumba.
Es menester que comprendamos
este importantísimo hecho.
¡Si podemos saber
la hora en que fue sepultado, sabremos también la hora de la resurrección! Si
el entierro, por ejemplo, hubiera ocurrido a la salida del Sol, a fin de que el
cuerpo quedara tres días y tres noches en la tumba la resurrección hubiera
tenido que ocurrir también a la salida del Sol tres días después. Si el sepelio
fue a la puesta del Sol, la resurrección hubiera tenido que ocurrir tres días
más tarde al ponerse el Sol.
El día de la
crucifixión fue llamado de "preparación" o un día antes del sábado (Mateo 27:62; Marcos 15:42; Lucas 23:54; Juan 19:31). Ese día terminó a la puesta del Sol según el cálculo bíblico (Levítico 23:32).
Jesús clamó a gran
voz en la cruz poco después de "la hora novena", que corresponde a
las tres de la tarde (ver Mateo 27:46-50; Marcos 15:34-37; Lucas
23:44-46).
Jesús fue
enterrado antes de que ese día terminara: antes de la puesta del Sol (Mateo 27:57; Lucas 23:52-54). Juan añade: "Allí,
pues, por causa de la preparación de la pascua de los judíos, y porque aquel
sepulcro estaba cerca, pusieron a Jesús" (Juan
19:42). De acuerdo con las leyes observadas por los judíos,
todos los cadáveres tenían que ser sepultados antes de que comenzara un sábado
o alguna otra de las fiestas solemnes. Por eso Jesús fue enterrado antes del
ocaso el mismo día que murió y, como ya leímos, su muerte había ocurrido poco
después de las tres de la tarde.
Por lo tanto,
notemos cuidadosamente que ¡el cuerpo de Cristo fue enterrado a una hora
avanzada de la tarde! Fue entre las tres pasado meridiano y la puesta del Sol,
como lo prueban estas escrituras. Y puesto que la resurrección había de ocurrir
tres días más tarde a la misma hora, la resurrección de Cristo ocurrió, no a la
salida del Sol sino en la tarde, poco antes del ocaso. Sorprendente como
parezca, ¡esta es la verdad pura de la Biblia!
Si Jesús resucitó
a cualquier otra hora, entonces no permaneció tres días y tres noches en el
sepulcro. Si resucitó a cualquier otra hora, dejó de cumplir la única señal que
comprobaría que Él era el Mesías, Hijo del Dios vivo. En otras palabras, o
resucitó al final del día tercero, cerca de la puesta del Sol, ¡o no fue el
Mesías! La prueba de su mesiazgo dependía del fiel cumplimiento de esa señal.
Así pues, una
tradición que por tanto tiempo ha sido estimada como auténtica, debe ser
rechazada.
¿En qué día ocurrió la
resurrección?
Ahora bien, ¿cuál
día de la semana fue el de la resurrección? Las primeras en llegar, María
Magdalena y sus compañeras, vinieron al sepulcro muy temprano el primer día de
la semana (el domingo), siendo todavía oscuro. Llegaron al alba cuando el Sol
comenzaba a rayar (Marcos 16:2; Lucas 24:1; Juan 20:1).
Estos son los
textos que, según suponen la mayoría de las personas, indican que la
resurrección tuvo lugar el domingo por la mañana, a la salida del Sol. Sin
embargo, ¡no dicen tal cosa!
Cuando las mujeres
llegaron, ¡la tumba ya estaba abierta! A esa hora de la mañana del domingo,
estando aún oscuro, ¡Jesús no estaba allí! Notemos que el ángel dice: "No está aquí, pues ha resucitado" (Mateo 28:5-6; Marcos 16:6; Lucas 24:6; Juan 20:1-2).
Cuando llegó la
alborada de aquel domingo, ¡Jesús ya había resucitado! ¡Por supuesto! Se
levantó de la tumba la tarde anterior, cerca de la puesta del Sol.
Como sabemos, la
sepultura tuvo lugar en las horas postreras del miércoles, casi al anochecer,
la conclusión lógica es que la resurrección de Cristo ocurrió el sábado por
la tarde, ya bien entrada la tarde.
El sábado terminó
a la puesta del Sol. Era ya tarde aquel día, poco antes del principio del
primer día de la semana. ¡No fue, entonces, una resurrección dominical sino
sabática!
¿Cumplió Cristo su propia
señal?
Todo esto está
basado en la suposición de que Jesús hizo realidad la única señal que había
ofrecido: la de permanecer tres días y tres noches en la tumba. Nuestro
argumento está fundado en las predicciones que Cristo hizo antes de su
crucifixión. Pero algunos de los altos críticos y teólogos nos dicen que Jesús
se equivocó, que estuvo en la tumba solamente la mitad del tiempo proyectado.
Vamos a comprobar nosotros mismos si en verdad Él permaneció en la tumba exactamente
el tiempo que prometió.
Leamos en Mateo 28:6 el testimonio del ángel de Dios, el mismo
que ahora presentamos como prueba: "No está aquí, pues
ha resucitado, como dijo". Ciertamente Él no resucitó "como dijo" si no se levantó a la
hora exacta que había predicho. Así que tenemos la prueba de un ángel del
Señor, inscrita en la sagrada Palabra de Dios, de que Jesús hizo efectiva la
señal prometida al permanecer tres días y tres noches en "el corazón de la
tierra". ¡Él fue resucitado el sábado por la tarde, no el domingo por la
mañana!
Otra prueba de que
Cristo estuvo en la tumba exactamente el tiempo que había indicado puede ser
hallada en 1 Corintios 15:3-4: "Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que
Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue
sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras".
Su muerte y
sepultura fueron conforme a las Escrituras, no en oposición a ellas.
El tercer día a
partir del miércoles en que ocurrió el sepelio, fue sábado. Los tres días
completos de permanencia en la tumba terminaron el sábado en la tarde poco
antes de la puesta del Sol, no el domingo por la mañana.
¿En qué día ocurrió la
crucifixión?
Jesús fue
crucificado un miércoles, o sea, a la mitad de la semana. Murió en la cruz poco
después de las tres de la tarde y fue enterrado el mismo día antes de la puesta
del Sol. Ahora, contemos los tres días y las tres noches. Su cuerpo estuvo en
la tumba las noches del miércoles, jueves y viernes: tres noches. También
estuvo allí durante las porciones diurnas del jueves, viernes y sábado: tres
días. ¡Fue resucitado el sábado ya tarde, poco antes de la puesta del Sol,
precisamente a la misma hora del día en que fue sepultado!
Es significativo
que según la profecía sobre las "setenta semanas" en Daniel 9:24-27 Jesús habría de ser muerto "a la
mitad de la semana". Y en virtud de que en dicha profecía cada día
representa un año, la septuagésima semana viene a convertirse realmente en
siete años literales. Así, Cristo fue muerto después de tres años y medio de
ministerio, siendo significativo también el que le fue quitada la vida ¡a la
mitad de una semana literal!
¿Cuál sábado siguió a la
crucifixión?
Ahora llegamos a
una objeción que algunos han presentado y, con todo, es precisamente el punto
que prueba la tesis de este folleto. Tal vez usted haya observado que las
Escrituras dicen que el día posterior a la crucifixión fue un sábado. Durante
siglos la mayoría de las personas han supuesto, sin analizar con cuidado, que
la crucifixión tuvo lugar un viernes.
Ya hemos
demostrado con los cuatro evangelios que al día de la crucifixión, el
miércoles, se le llamó "la preparación" o "la víspera de la
pascua". Era el día de preparación para el sábado. Pero, ¿para cuál sábado?
El Evangelio de
Juan da la respuesta exacta: "Entonces los judíos, por cuanto era
la preparación de la pascua, a fin de que los cuerpos no quedasen en la
cruz en el día de reposo (pues aquel día de reposo era de gran solemnidad)..." (Juan 19:31).
¿Qué es un día de
reposo o sábado "de gran solemnidad"? Si preguntamos a cualquier
judío nos dirá que es uno de los días santos anuales, o sea un día de fiesta.
Cada año los israelitas observaban siete de estos días, los cuales son sábados
o días de reposo. Cada uno de los sábados anuales tiene una fecha fija en el
calendario sagrado, establecida por Dios. Por cuanto las fechas de estos días
santos son fijas según el calendario sagrado, ocurren en diferentes días de la
semana y en diferentes fechas según el calendario romano que usamos hoy. Por
ejemplo, pueden caer en lunes, jueves, domingo, etc.
Si estudiamos los
textos siguientes entenderemos que todos estos días se consideraban sábados o
días de reposo: Levítico 16:31; 23:24, 26-32, 39.
Observemos lo que
dice Mateo 26:2:
"Sabéis que dentro de dos días se celebra la pascua, y el Hijo del
Hombre será entregado para ser crucificado". Si
leemos todo este capítulo veremos que Cristo fue crucificado en el día de la
Pascua.
¿Qué era la
Pascua? En el capítulo 12 del
libro de Éxodo
encontramos el relato de la Pascua original. El pueblo de Israel sacrificó los
corderos y untó la sangre en los postes de las puertas y en los dinteles
de sus casas como una señal; y dondequiera que la sangre fue aplicada de esta
manera, el ángel de la muerte pasó por alto aquella casa, salvándola de la
plaga de mortandad. El día después de la Pascua hubo una convocación santa o
sábado anual.
Observemos las
fechas: "Pero en el mes primero, a los catorce días del
mes, será la pascua del Eterno. Y a los quince días de este mes, la
fiesta solemne" (Números
28:16-17).
Los corderos
pascuales sacrificados cada año el día 14 del primer mes, llamado abib,
tipificaban a Cristo, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Cristo
es nuestra Pascua, sacrificada por nosotros (1
Corintios 5:7).
¡Jesús fue
ofrecido en sacrificio el mismo día en que el cordero pascual era inmolado cada
año! Fue sacrificado el 14 de abib, el primer mes del calendario hebreo.
Este día de la Pascua era el anterior o de preparación para la fiesta o gran
sábado anual que ocurría el 15 de abib. Este sábado puede caer en
cualquier día de la semana; frecuentemente sucede, aun hoy, que es observado en
jueves. Este "gran" sábado fue observado un jueves en 1.962, 1.969,
1.972, 1.975, 1.979 y 1.982.
El calendario de
los hebreos muestra que en el año en que Jesús fue crucificado, el 14 de abib,
día de la Pascua, fue miércoles y que el sábado anual fue jueves. Era éste el
sábado que se acercaba cuando José de Arimatea se apresuró a enterrar el cuerpo
de Jesús casi al finalizar aquella tarde del miércoles. ¡Hubo dos sábados
diferentes en esa semana, un sábado semanal y un sábado anual!
Respuestas a objeciones
sinceras
Hay quienes citan Marcos 16:9 asegurando que este texto dice que la
resurrección ocurrió un domingo; sin embargo, un cuidadoso análisis del versículo
revela que no contradice la tesis de este folleto.
Uno de los
principios fundamentales en el estudio de la Biblia requiere que un texto vago
o dudoso se entienda a la luz de otros pasajes que no se prestan a malos
entendidos. Marcos 16:9 es un
versículo que para algunos ha dado lugar a interpretaciones erróneas.
El versículo en
cuestión se refiere a la resurrección de Jesús y su aparición a María
Magdalena; además, menciona la mañana del primer día de la semana. El idioma
griego, en el cual fue escrito el Nuevo Testamento, no se vale de signos de
puntuación (coma, punto y coma, etc.) de la misma manera en que nosotros los
acostumbramos utilizar. Por consiguiente, como el texto griego carece de comas,
podemos ver que los traductores de la versión Reina-Valera de la Biblia (así como de otras versiones)
han adoptado una puntuación errónea al insinuar que Jesús resucitó el domingo
por la mañana, concepto que no concuerda con la clara enseñanza de la Palabra
de Dios.
La traducción
apropiada de este versículo, incluso la puntuación, debe ser regida por el
contexto en que se encuentra y por lo que la propia Biblia afirma en otros
pasajes. Hemos presentado detalladamente en este folleto las pruebas de que
Jesús no pudo haber resucitado el domingo por la mañana, puesto que volvió a la
vida al finalizar el sábado, a la misma hora del día en que fue sepultado.
Si permitimos que
la Biblia se interprete a sí misma, resulta claro que una traducción más
acertada de Marcos 16:9 sería: "Habiendo, pues, resucitado Jesús, el primer día de la semana por
la mañana apareció primeramente a María Magdalena..." Así se evita toda posible confusión con respecto a cuándo resucitó y
cuándo le apareció a María Magdalena.
Vemos, entonces,
que Marcos 16:9, entendido
y traducido correctamente al español, no refuta ni contradice otras escrituras
que hemos presentado.
Otro texto que
confunde a algunos es Lucas 24:21:
"...y ahora, además de todo esto, hoy es ya el tercer día que esto ha
acontecido". La frase "que esto ha acontecido" o, como dice más claramente la Versión
Moderna: "éste es el tercer
día desde que acontecieron estas cosas", abarca
todos los sucesos pertenecientes a la crucifixión, a saber, el arresto de
Jesús, la entrega para ser juzgado, la crucifixión misma y finalmente la
sepultura en la tumba y la guardia de soldados romanos al día siguiente o
jueves. Veamos los versículos 18 al 20: "¿Eres tú el único forastero en
Jerusalén que no has sabido las cosas que en ella han acontecido en estos
días?... ¿Qué cosas?... De Jesús nazareno... y cómo le entregaron... a
sentencia de muerte, y le crucificaron". Veamos
también Mateo 27:62-66: "Al día siguiente [jueves], que es
después de la preparación [miércoles], se
reunieron los principales sacerdotes... diciendo... Manda, pues, que se asegure
el sepulcro hasta el tercer día... Entonces ellos fueron y aseguraron el
sepulcro, sellando la piedra y poniendo la guardia". Así, al decir "que esto ha acontecido" se incluía también la
colocación de la guardia, lo cual ocurrió el jueves. El texto dice que el
domingo fue el tercer día "desde que acontecieron estas cosas", las
cuales no fueron completadas hasta el jueves; y el domingo ciertamente fue el
tercer día después del jueves, pero no fue el tercer día desde el viernes. Por
lo tanto, este texto no puede probar que la crucifixión ocurrió el viernes.
Todavía hay una
prueba final que confirma esta asombrosa verdad. Un texto vital que prueba la
existencia de dos sábados o días de reposo en aquella semana ha sido oscurecido
por casi todas las traducciones de la Biblia. Parece que la traducción al
inglés de Ferrar Fenton es una de las pocas que aclaran este punto.
Leamos Mateo 28:1. La versión Reina-Valera de la Biblia (revisión de 1.960) dice: "Pasado el día de reposo..." Fenton,
apoyándose en la forma plural de la palabra "sábado" en griego,
ofrece la siguiente traducción: "Pasados los
SÁBADOS..." La nota marginal de dicha traducción hace
la siguiente aclaración: "En el griego original aparece sábados, en
plural". Como hemos visto, esto concuerda exactamente con los hechos
históricos en cuanto a la existencia de dos sábados o días de reposo en aquella
semana.
Según Marcos 16:1, después que el sábado hubo pasado María
Magdalena y sus acompañantes compraron especias aromáticas para ungir el cuerpo
de Jesús; por lo tanto, no pudieron haber preparado dichas especias antes del
citado día. Sin embargo, después de prepararlas "descansaron
el día de reposo, conforme al mandamiento" (Lucas 23:56).
Es necesario
estudiar estos dos textos con mucho cuidado.
Hay solamente una
explicación posible: Ese año (31 D.C.) el gran sábado anual, o sea el primer
día de la Fiesta de los Panes sin Levadura, fue jueves. Al día siguiente, es
decir, el viernes, estas mujeres compraron y prepararon sus especias y luego
descansaron el sábado semanal conforme al mandamiento (Éxodo 20:8-11).
Una comparación de
estos dos textos prueba que hubo dos sábados en aquella semana con un día
intermedio. De otra manera estos versículos se contradicen.
Importante lectura
adicional
Para un estudio
detallado sobre los sábados anuales, no deje de solicitar nuestro folleto
titulado Las FIESTAS SANTAS de DIOS. En él usted leerá sobre las fiestas especiales que Dios ha ordenado y
el significado que tienen para nosotros en el siglo 20.
También le
ofrecemos el folleto La Pura Verdad acerca de la NAVIDAD, el cual revela el verdadero origen de la Navidad y las veneradas
costumbres que forman parte de la celebración navideña. Es vitalmente
importante que conozcamos el origen de nuestras creencias y costumbres,
y que nos enteremos de lo que Dios nos revela al respecto.
Como todas
nuestras publicaciones, estos folletos se enviarán absolutamente gratis y sin
compromiso alguno a quienes los soliciten.þ